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viernes, 23 de marzo de 2018

Se cumplen 53 años de esta carta de Perón al compañero Jorge Antonio.




Carta al Sr. Jorge Antonio 23 de marzo de 1965

Escrito por Juan Domingo Perón.

Madrid, 23 de marzo de 1965.

Al Sr. Jorge Antonio

Asunción

Querido amigo:

Espero que haya recibido mi cable que, en respuesta al suyo, le envié a Asunción y en el que por razones de espacio y pesetas sólo le pude hacer llegar un reflejo de toda la gratitud que siento Por cuanto han hecho allí para hacer posible el éxito de las elecciones. No se me escapa tampoco los malos ratos que habrá pasado para poner de acuerdo a todos. Yo en eso tengo una expe­riencia grande y puedo apreciar los esfuerzos realizados por Us­ted, para que el éxito pudiera coronar una empresa tan difícil de llevar a buen término, frente a las perrerías de los seudodemócratas de Buenos Aires y sus fraudes. Por todo ello lo felicito muy efusivamente, porque no ignoro que gran parte del éxito se lo debemos a Usted y a sus esfuerzos. Muchas gracias por todo.

Yo me alegro mucho, porque si bien las elecciones no han sido sino un incidente más dentro de nuestra lucha, en cambio el haber podido llevarlas a buen término me demuestra que ya el Movimiento está empezando a poderse manejar por sí, lo que es de una importancia extraordinaria para cuanto vengo yo pensando al respecto. La necesidad de institucionalizarlo o que la masa comprenda la conveniencia de ir evolucionando hacia un futuro diferente en la conducción general del Justicialismo, son pasos que hacen a su consolidación y a su permanencia. Ustedes, los hombres jóvenes del Movimiento, que tienen un futuro por delante, deben ser los primeros interesados en que esto suceda.

Con referencia a su actuación personal en todo este período, me parece un gran acierto de su parte, porque en la situación en que estamos, nada es tan importante como enfrentar personalmente la situación, jugando a cara descubierta contra los canallas que, desde 1955, vienen difamándolo a base de calumnias y mentiras, como las que se han puesto en evidencia en estos días en el Congreso con motivo de su estadía en Asunción. ¿Por qué van a tener que ser otros los que defiendan tímidamente su situación si lo puede hacer Usted mismo con el apoyo de todo nuestro Movimiento? Yo en 1956, desde Panamá, cuando Usted se encontraba en Santiago de Chile, le escribí una carta en la que lo animaba para que se metiera con todo en el asunto. Usted no me respondió entonces. Habrá tenido sus razones. Pero, sinceramente, sigo pensando que si Usted tiene ideales e intereses que defender, nadie lo hará en su reemplazo en forma que tenga mucho que agradecer, como no sea Usted mismo. La ocasión la suelen pintar calva y esta es una oportunidad que, si yo fuera Usted, no la desaprovecharía. Ni los grandes ideales se pueden defender desde la cátedra, ni las grandes empresas financieras se pueden asegurar desde los bufetes correspondientes. La acción política es tan indispensable en uno como en otro caso.

Ya nos vamos acercando al desenlace. Todo lo hace prever así, porque ni políticamente, ni en lo social, ni en lo económi­co, estos "chantapufis" tienen solución. Políticamente, porque no tienen ni la habilidad ni la grandeza necesarias para salir adelante; sbcialmente, porque el Pueblo argentino no les prestará cooperación alguna y, en cambio, les pondrá toda suerte de inconvenientes; y económicamente, porque desde que la crisis argentina es esencialmente estructural y ellos no pueden ni son capaces de crear nuevas estructuras, seguirán marchando hacia el abismo. Si a todo ello le agregamos que, con poco que nosotros hagamos, la situación se les empeorará a ritmo creciente, se puede ir previendo lo que ocurrirá en poco tiempo más. Creo, por lo tanto, que si seguimos unidos y solidarios, en un plan de agitación permanente en lo político y social y de obstrucción en lo económico, estos no tienen mucho tiempo de vida.

De lo anterior se infiere, naturalmente, la necesidad de trabajar de manera incansable por la unidad del Movimiento, ha­ciendo cuanto haya que hacer para lograrla. Nada será tan efectivo como la lucha misma para conseguir esa unidad; pero para que no se malogre la excelente situación que se ha creado en lo político, es menester que nuestros dirigentes se persuadan de la necesidad de sacrificarlo todo con la finalidad de organizar y preparar férreamente al Movimiento para las acciones futuras. Los resultados electorales han puesto de manifiesto que las divisiones internas del Peronismo, no tienen la importancia que nuestros enemigos pretendían en su campaña publicitaria de provocación, sino que más bien ha evidenciado la falta de apoyo de la masa a los divisionistas del tipo Anglada, M. R. P., neoperonismo, Blanco, etc. Todo ello facilita la posibilidad de intentar la unidad absoluta, dejando fuera sólo a los que en esta ocasión han evidenciado mala fe: Kelly y compañía.

La forma de ejecución debe ser buscada por la Mesa Directiva del Justicialismo, que será la encargada de arreglar este asunto con la mayor grandeza y desprendimiento, de manera que todos quedarán contentos en el mayor grado posible sin sacrificar a nadie y sin quitar autoridad a los que han dirigido hasta ahora el Movimiento. Donde todos sacrifican un poco y todos ganan un poco, no suele haber pérdida para nadie. Pero, si alguna enseñanza ha arrojado esta elección, es la de la necesidad de unir a todo el Justicialismo, aunque sea necesario mantener los partidos por razones de necesidad electoral. La unidad debe ser férrea y efectiva. No se trata de unir y pegar con saliva, sino de efectuar una unidad real, lo que se logrará cuando todos se hayan persuadido de la necesidad imprescindible de hacerlo si no queremos seguir dando el ejemplo que se ha evidenciado en esta elección, donde hemos ganado por más de un millón, pero aparecen dispersos en partiditos ridículos, que sólo ponen en evidencia la poca grandeza y el poco desprendimiento de algunos dirigentes peronistas.

Esta es mi opinión en lo fundamental. Espero los informes correspondientes para hacer llegar a los compañeros las directivas. He recibido saludos y enhorabuenas de la Mesa Ejecutiva del Justicialismo y de las "62 Organizaciones", aparte de numerosos telegramas y llamadas telefónicas de todos lados. La euforia es grande, pero lo que interesa es utilizarla para canalizar de la mejor manera la conducción futura. No debe perderse el menor tiempo porque "el hierro se ha de doblar caliente". Por eso me interesa sobremanera la forma en que allí se han de poder realizar las acciones más convenientes a las necesidades futuras de las operaciones. No estoy suficientemente en la situación de detalle como para aconsejar la conducción táctica, pero vivo lo suficiente como para ver con claridad la necesidad de la conducción futura de conjunto.

En esa conducción futura, aparte de la necesidad de unidad y solidaridad que considero imprescindible, es necesario aplicar un plan bien establecido, sin olvidar un sólo instante las tareas que impone la misión pública en procura de los objetivos establecidos. De nada o de poco valen las organizaciones que se limitan a dirigir burocráticamente las acciones de determinados sectores. La acción política de lucha es una suerte de gobierno humano en el que resulta necesario interesar a todos en la tarea que se realiza, llegando a conseguir que todos luchen, en todas partes y en todo momento. Una acción así es irresistible y es, precisamente, lo que debemos llegar si queremos aniquilar a nuestros enemigos que, por luchar por su cofote, lo hacen en todo momento y en todas partes.

Hay que persuadir a nuestros dirigentes actuales de la necesidad de llegar a cuanto antes digo: sin unidad perdemos fuerza; sin concepción única no llegaremos a la unidad de acción necesaria; sin organización no podremos dirigir el conjunto y sin planificación difícilmente podremos hacer que todos peleen, tras los mismos objetivos y racionalmente.

Los éxitos parciales, como el que acabamos de alcanzar, no tienen ningún valor si no se los aprovecha en la acción de con­junto. Esto es, precisamente, lo que debemos hacer. Pero para aprovecharlos no es suficiente con que lo gritemos en la calle y pidamos a voces lo que de antemano sabemos que nuestro enemigo no nos darán. Tampoco las cosas se van a producir porque lo publiquemos en los diarios. Es necesario que a esa acción declamatoria que agita y prepara, le siga una acción contundente y enérgica que logre el objetivo. De lo contrario, los gritos pasan, la publicidad se olvida, y sólo queda lo que realmente se haya conseguido mediante la acción efectiva que desarme al enemigo y lo ponga a nuestra disposición.

Yo espero que los compañeros dirigentes estén bien unidos y se dediquen a sacar las ventajas correspondientes. Descarto que cuanto antes menciono ya estará en ejecución y que debemos esperar que el éxito logrado es sólo el prolegómeno de muchos otros que se han de ir logrando en el futuro inmediato; pero comprenderán que, en mi situación, no hago sino pensar en nuestras cosas y aconsejar lo que mi larga experiencia en la conducción me dicta. Por todo ello le pido disculpas por insistir en las necesidades que antes apunto, con tanta pertinacia e insistencia. Sólo me anima el deseo incontenible de ser útil.

Su gente esta muy bien y con gran entusiasmo. Nos vemos a menudo. Giménez se desenvuelve magníficamente bien y creo que, entre los aciertos que le conozco, ninguno ha sido tan grande como la elección de este hombre lleno de condiciones para el cargo que desempeña.

Muchos saludos de Isabelita y de los diversos amigos españoles. Emilio Romero firme como una roca. "Pueblo" sale como el mejor diario peronista de todos los tiempos. Centeno, admirable. Todo lo demás bien.

Un gran abrazo.

Firmado: Juan D. Perón


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Evita

Evita Perón nació en el año 1919 en un pequeño pueblo de la pampa Argentina denominado Los Toldos, nombre que hace referencia al tipo de vivienda-las tolderías-, que utilizaban los indios que habitaron originariamente la zona.Dicen, los que saben, que el paisaje infinito de la pampa infunde en el ánimo de quien lo vive un sentido indómito de libertad y coraje, que no hay escuela que lo reemplace. Drieu la Rochelle, ese observador privilegiado,la definió como "un vértigo horizontal", y Ortega y Gasset como "promesa que promete".Este fue el genius loci en donde cayó Evita a la existencia.
Fue anotada y bautizada bajo el nombre de María Eva Duarte, hija de Juana Ibarguren Núñez y de su pareja Juan Duarte, quien nunca legitimó la relación. Juan Duarte, hacendado y concubino de Juana Ibarguren, muere en 1925 dejando a ésta y a sus cinco pequeños hijos -la menor Evita-en el desamparo más absoluto.No obstante ello, Juana con su máquina de coser, trabajando día y noche y guardando la dignidad, logra mantenerlos y educarlos.Evita comienza a manifestar su vocación artística y viaja a Buenos Aires, la gran ciudad cosmopolita, en donde se instala a partir de l934.Trabaja asiduamente en la radio e interviene en algunas películas.Diez años después, a causa del terremoto que asoló la provincia de San Juan,pegada a la cordillera de Los Andes,establece relaciones de noviazgo con el entonces coronel Juan Perón, con quien se casa en diciembre de 1945.Trabajó infatigablemente junto a él hasta su temprana muerte en 1952.
Hasta aquí los hechos más o menos puntuales de una biografía lineal para que el lector ubique cronológicamente a Eva Perón.Pero lo digno de destacar es su obra y su acción política y social.
Evita representó antes que nada el carácter argentino, heredaro seguramente de la visión de su pampa originaria que como el del gaucho es "indómito y soberbio".No se ató a los formales convencionalismos.Dañó los intereses privilegiados y benefició a los más humildes.Tuvo, como se dice hoy, "una opción preferencial por los pobres" y toda su gestión se dirigió en ese sentido.Pero nunca hizo "clasismo", ni al estilo demócrata cristiano ni al modo marxista. Ella fue simplemente peronista. No anduvo con medias tintas. No fue una mujer light como las que hoy día tienen poder al estilo de Hilary Clinton, sino una mujer dura, pesada.Que rigoreó a sus enemigos y protegió a sus "grasitas descamisados".Al respecto vale la pena recordar una anécdota:Desde el automóvil que la conduce a una recepción de gala, Evita ve una anciana llorando en la puerta de un Banco. Baja, entra con ella y pregunta: "Señores, ¿Quién de ustedes fue el hijo de puta que le dijo a esta señora `vuelva mañana`?".
Estaba convencida que el proyecto político de su esposo, el general Perón, de una "Argentina socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana" era posible y por su instauración luchó hasta el fin.
Fue Evita la que con tesón logró que la mujer argentina fuera la primera que votara en nuestra América. El voto femenino es un logro suyo casi exclusivo.Pero, y esto vale la pena destacarlo, ella no fue feminista.Lejos estuvo de la exaltación de la diferencia sexual a que nos tienen acostumbrados las feministas de hoy. Ella fue una mujer hecha y derecha, enamorada de su esposo, volcada hacia los más desprotegidos y amante de su patria.Su temprana muerte a los treinta y tres años, acaecida en pleno cambio de las estructuras sociales de la vieja sociedad conservadora, la transformaron lentamente en un mito fundador de los argentinos, lo mismo que Juana de Arco para los franceses. Incluso, siempre se ha hablado del gran secreto de Evita, y el padre Hernán Benitez, su confesor, ha afirmado muchas veces que "Ella caminaba en el sendero de Dios".Así pues, como dice el agudo pensador español Javier Esparza:"Que una golfa del show bussiness, y además gringa, encarne a Evita es, simplemente, un sacrilegio".
En manos del lector aparece en texto La Razón de mi vida
único que Evita redactara. Escrito entre los años 1949 y 1951 y cuyos cuadernos acaba de encontrar en España el investigar Jorge González Crespo desmintiendo así la versión "gorila=antiperonista" que afirmaba que el libro había sido redactado por un escriba a sueldo.
El texto está centrado en Perón y el apoyo a su proyecto político, económico y social. Y alrededor de él giran tres grandes categorías: los trabajadores, los humildes y las mujeres.Todo ello en vistas al logro de la "justicia social".Y esto lo hace notar expresamente Evita cuando, al comienzo mismo afirma:"Creo que así como algunas personas tienen una especial disposición del espíritu para sentir la belleza, más intensamente que los demás, y son por eso poetas o pintores o músicos, yo tengo, y he nacido con una particular disposición del espíritu que me hace sentir la injusticia de manera especial, con una rara y dolorosa intensidad".
Alberto Buela

VIDA DEL GENERAL JUAN DOMINGO PERÓN

El General Juan Domingo Perón fue electo Presidente de la República Argentina en 1946, 1951 y 1973. En todos los casos llegó a tan alto cargo por medio de elecciones democráticas.
La vida política de Perón tiene, por ello, dos excepcionalidades en América Latina: llegar tres veces a la Presidencia de la Nación y, aún siendo militar, las tres veces mediante el voto popular.
Fue fundador y jefe político del Movimiento Justicialista que aún hoy, a 30 años de su muerte, continúa siendo la fuerza política mayoritaria de la República Argentina (Partido Justicialista).
Perón dejó escritas múltiples obras (La Comunidad Organizada, Conducción Política y Modelo Argentino para un Proyecto Nacional, entre otras), donde expresa su filosofía y doctrina política, y que continúan siendo textos de consulta en el plano académico, aplicados a la vida política argentina y continental.

Infancia y primera juventud
Perón nació en Lobos (Provincia de Buenos Aires) el 8 de octubre de 1895. Fue hijo de Mario Tomás Perón, pequeño productor agrícola-ganadero, y de Juana Sosa, y nieto de uno de los médicos más célebres de su tiempo, el profesor Tomás L. Perón. Su familia es de origen sardo por vía paterna y castellana por vía materna. Su infancia y primera juventud las vivió en las pampas bonaerenses y en las llanuras patagónicas del sur de la Argentina, donde se trasladaron sus padres en 1899 en busca de trabajo. Estos escenarios de grandes espacios abiertos y de vida rural incidieron en su formación cultural que algunos biógrafos han denominado "criollismo". Perón deseaba ser médico como su abuelo, pero finalmente, en 1911, ingresó al Colegio Militar de la Nación, situado en los alrededores de la ciudad de Buenos Aires, y egresó en 1913 con el grado de subteniente del arma de Infantería.

Vida Militar
Como oficial joven ocupó diversos destinos militares dentro del país mientras fue ascendiendo en su carrera. Teniendo el grado de Capitán redactó trabajos sobre Moral Militar, Higiene Militar, Campañas del Alto Perú, El Frente Oriental de la Guerra Mundial de 1914. Estudios Estratégicos", que fueron adoptados como textos de estudio en las academias del Ejército.
En 1929 contrajo matrimonio con Aurelia Tizón en la Iglesia castrense Nuestra Señora de Luján, pero su esposa murió muy joven, en setiembre de 1938.
En 1930 ya era miembro del Estado Mayor del Ejército y Profesor Titular de "Historia Militar" en la Escuela Superior de Guerra. Continuó publicando textos militares y también redactó un estudio sobre el idioma de los indios araucanos, originarios de la región patagónica, bajo el título Toponimia Patagónica de Etimología Araucana (1935).
En 1936, con el grado de Mayor del Ejército, fue nombrado Agregado Militar en la Embajada Argentina en la República de Chile. Ese año ascendió al grado de Teniente Coronel. En 1937 publicó el estudio La Idea Estratégica y la Idea Operativa de San Martín en la Campaña de los Andes.
En 1939 integró la Misión de estudios en el extranjero que el Ejército Argentino envió a Europa, con residencia en Italia. Se especializó en Infantería de Montaña (alpinismo y esquí). Regresó a principios de 1940, luego de recorrer España, Alemania, Hungría, Francia, Yugoslavia y Albania. Fue destinado al Centro de Instrucción de Montaña (Mendoza) y en 1941 ascendió al grado de Coronel.
A partir de 1943 su vida militar comenzó a converger hacia la política, que lo iba a absorber totalmente hasta su muerte.

Vida Política
El 4 de junio de 1943, Perón participó en la Revolución militar que terminó un proceso de fraude y corrupción política, iniciado con el golpe militar de 1930, que había desplazado del poder al Presidente constitucional Hipólito Yrigoyen, perteneciente al partido Unión Cívica Radical. Perón tenía el grado de Coronel y formaba parte de un grupo de oficiales organizados en una especie de logia denominada GOU (Grupo Oficiales Unidos) que sostenía un pensamiento nacionalista y de recuperación ética.
En el gobierno militar, Perón comenzó ocupando cargos menores. En octubre de 1943, solicitó desempeñarse en el Departamento Nacional del Trabajo, un modesto organismo dedicado a los asuntos laborales y sindicales. El joven coronel inició, desde este lugar, su contacto con la clase trabajadora argentina, adentrándose en sus problemas y necesidades. Convirtió al modesto organismo en Secretaría de Trabajo y Previsión, amplió sus facultades y asumió su nueva titularidad el 10 de diciembre de 1943.
Desde allí impulsó la organización de los trabajadores en sindicatos, transmitiéndole al movimiento obrero una visión reivindicatoria y nacional del trabajo y promovió una legislación protectora inspirada en los principios de justicia social, difundidos, entre otras fuentes, por las Encíclicas papales.
A principios de 1944 conoció a María Eva Duarte que sería su esposa y a quién la historia ha inmortalizado con el nombre de Evita.
Por su desempeño en la Secretaría de Trabajo y Previsión comenzó a crecer la popularidad de Perón en la clase trabajadora, lo cual despertó desconfianza en muchos de los mandos del Ejército, que mantenían una concepción conservadora y elitista de la sociedad argentina. A tal punto llegó esta situación que, pese a estar desempeñando en 1945 los cargos de Vicepresidente y Ministro de Guerra del Gobierno Militar, el Coronel Perón fue obligado a renunciar a todas sus funciones el 10 de octubre de ese año. El día 13 fue llevado detenido a la Isla Martín García (situada en el Río de La Plata, frente a la ciudad de Buenos Aires).
Una vez conocida por los trabajadores la noticia de la detención de Perón, se declaró una huelga general espontánea en todo el país. Contingentes obreros comenzaron a marchar hacia la Casa de Gobierno, en la ciudad de Buenos Aires, cubriendo la Plaza de Mayo con una multitud que reclamaba su libertad.
Fue el 17 de octubre de 1945. Al anochecer de ese día y ante la presión popular, Perón fue puesto en libertad y convocado por los propios gobernantes militares a hablar a la multitud para calmarla.
Perón así lo hizo, pidió su retiro del Ejército y convertido en ex-militar se lanzó a la vida política. Tenía 50 años de edad.
Ese mismo mes de octubre contrajo matrimonio con Eva Perón.
El gobierno militar, debilitado por los acontecimientos, convocó a elecciones presidenciales para el 24 de febrero de 1946. Perón, con apenas cuatro meses de tiempo, presentó su candidatura con la fórmula Perón-Quijano y organizó sus bases políticas de apoyo que fueron los trabajadores, sectores independientes y desprendimientos progresistas de los partidos tradicionales como la Unión Cívica Radical, el Partido Conservador y el Partido Socialista. Su adversario fue un frente político denominado "Unión Democrática", conformado por los sectores más conservadores de la sociedad en alianza con la izquierda internacionalista, como el Partido Comunista, y apoyado abiertamente por el embajador de los Estados Unidos de Norteamérica, señor Spruille Braden. La disyuntiva fue "Braden o Perón".
Perón triunfó en las elecciones con el 52 por ciento de los votos y asumió la Presidencia de la Nación el 4 de junio de 1946. Ya en el Gobierno fundó el Movimiento Peronista. Comenzó una gestión de fuerte preocupación nacional y social.
En 1949 se reformó la Constitución Nacional mediante elección democrática de constituyentes y se incorporaron al máximo texto jurídico los nuevos derechos sociales, como también el voto femenino, que había sido aprobado en 1947, que reivindicaba a la mujer hasta entonces marginada de la vida política argentina.
En 1951 la formula Perón-Quijano fue reelecta por un nuevo período de seis años con el 62 por ciento de los votos.
En 1952 murió Eva Perón, "Evita", afectada por un cáncer. Se creó en torno a Perón un gran vacío afectivo.
En 1953 Perón planteó, en diversas exposiciones públicas, su pensamiento sobre la política exterior basada en los conceptos de "continentalismo" y "universalismo" con proyección al siglo XXI. Tomó las primeras decisiones concretas encaminadas a impulsar la integración latinoamericana y propuso a Chile y a Brasil echar las bases de una unión subregional que se denominaría ABC. Este proyecto es el antecedente del actual MERCOSUR instalado 30 años después.
El 16 de setiembre de 1955 el Gobierno constitucional de Perón fue derrocado por un golpe militar apoyado por los sectores más reaccionarios de la sociedad. Comenzó un largo período de proscripción política del Movimiento Justicialista, persecución a sus integrantes mediante fusilamientos, cárcel y destierro. Perón debió exiliarse. Este cruento período se extendió por 18 años, durante los cuales las Fuerzas Armadas asumieron el control político del país.
Perón se exiló en países latinoamericanos, conoció a una joven argentina, María Estela Martínez, “Isabel”, que se convertiría en su tercera esposa, y a partir de 1960 se trasladó a España donde vivió en Madrid hasta que pudo regresar a su patria por primera vez el 17 de noviembre de 1972 y, definitivamente, el 20 de junio de 1973.
El gobierno militar presidido por el Gral. Lanusse convocó a elecciones presidenciales para el 11 de marzo de 1973, pero proscribió a Perón. El Movimiento Justicialista ganó las elecciones con el 49,59 por ciento de los votos con la fórmula Cámpora-Solano Lima designada por Perón. Una vez en el gobierno, el presidente Cámpora renunció al cargo y se convocó a nuevas elecciones presidenciales sin proscripciones para el 23 de setiembre de 1973. El Movimiento Justicialista propuso la fórmula Perón-Perón (Juan Domingo Perón y su esposa Isabel Martínez de Perón), que obtuvo el triunfo con más del 60 por ciento de los votos.
Perón ya tenía 78 años y estaba enfermo. Murió el 1º de julio de 1974, mientras estaba en ejercicio constitucional y democrático de la Presidencia de la Nación por tercera vez.